Prepárate para las primeras tormentas tras el verano

En esta época del año, son muy habituales las tormentas inesperadas, de gran intensidad y que no sólo ponen a prueba nuestra capacidad de reacción y de conducción sino también la de los sistemas de seguridad del automóvil.
Así, en un momento, el asfalto se llena de agua y en el peor de los casos también puede llegar a granizar, disminuyendo considerablemente las condiciones de visibilidad y aumentando la distancia de frenada. Y es en este preciso instante cuando piensas que hace tiempo que no compruebas el funcionamiento de las luces anti niebla, la presión y desgaste de los neumáticos o el estado de los frenos y las escobillas limpiaparabrisas.
Estas primeras tormentas, hacen que el agua del asfalto se mezclen con el polvo de la carretera y se produce una película que reduce considerablemente la adherencia de los neumáticos sobre el firme. Por ello, es aconsejable que reduzcamos la velocidad y procuremos no acelerar ni realizar frenadas bruscas. Conforme aumente la lluvia y la calzada se vaya limpiando de esa suciedad inicial, la adherencia de los neumáticos volverá a aumentar. No obstante, si llueve mucho, habrá que tener mucho cuidado, porque las balsas de agua que generan peligro de aquaplaning.
Por regla general, en estas primeras tormentas, la visibilidad se reduce mucho y tendremos que activar las luces antiniebla y escobillas limpiaparabrisas. Y si la visión es muy reducida, también deberemos reducir la marcha y pensar si es aconsejable detener el vehículo en algún punto antes de seguir con la marcha de nuevo.